Ésta, fue mi primera vez...
Era el año 1997, año en el que acabé la carrera. Había deseado tantísimo ir y mis posibilidades económicas eran tan pocas, que aquello fue como un sueño. Un sueño que duró 4 maravillosos días de julio (qué mejor mes). Recuerdo que mientras tanto en España, unos salvajes asesinaron a Miguel Angel Blanco, pero yo me había olvidado del mundo. Estaba en Roma, la eterna, la maravillosa...
Desde entonces, he estado físicamente dos veces más. Pero en realidad, han sido millones las veces que he vuelto: en sueños, en pensamiento, siguiendo las huellas de cientos de personajes, en los comentarios con los amigos y conocidos, observando las fotografías propias y ajenas... Siempre Roma y casi siempre Julio César.
Ahora, tengo una nueva amiga con la que últimamente tengo muy buena relación. Somos compañeros de pasiones clásicas y aunque ella es una reputada novelista y yo un simple aprendiz aficionado, la verdad es que es un gozo leerla pero ante todo para mi, lo es escucharla cuando habla de las Mujeres de Roma o de una tal Dido, reina de Cartago o simplemente compartir lugares secretos en Roma que no me debo perder la próxima vez que vuelva. Su nombre, Isabel Barceló.
Ahora anda enfrascada en un nuevo proyecto del que podéis saber más entrando en su blog que he enlazado tres lineas más arriba. En este nuevo proyecto se lanza a "urbe condita" y me ha ofrecido la posibilidad de participar en el proyecto escogiendo un personaje. Todo un honor por el que te doy las gracias Isabel.
Y yo, no sé muy bien aún por qué, he escogido ser lo único que sé seguro que estaba y aún está en Roma, el majestuoso río Tiber. Desde hoy me identifico con él, aunque debo deciros que desde la primera vez, me sentí muy agusto en su ribera. Seamos agua pues...
2 comentarios:
Precioso post, txema. Muchas gracias por las cariñosas palabras que me dedicas. Roma es lo nuestro, está claro. Y creo que nunca el Tíber se habrá deslizado con tanta emoción como cuando recogió una cesta con dos muchachos. Un abrazo y hasta pronto.
Gracias por el enlace de google con el lago Albano y el monte Cavo. No lo he visitado nunca, pero debe ser precioso. Y sí, por allí estaba Alba Longa, aunque la ubicación precisa no se conoce. En lo que sí coinciden todos los autores es que estaba en la orilla meridional del lago, es decir, en la misma parte del monte Cavo y, en mi imaginación, no demasiado lejos... Un abrazo.
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