Llegado el año 57 a.C., y gracias a las cartas que recibía de Labieno, César se enteró de la nueva rebelión que azotaba la Galia: La rebelión de los belgas.
Los belgas eran un pueblo que ocupaba una tercera parte de la Galia y estaban situados al norte de la misma, separados de los germanos únicamente por el río Rhin. Las tribus que vivían allí, eran descendientes de los germanos y muy belicosas. Estas tribus hicieron una asamblea y decidieron conjurarse y rebelarse contra el poder de Roma por una serie de razones:
· Temor a que los romanos, después de acabar con Ariovisto, se fijaran en ellos como próximo objetivo y les atacaran.
· No querer someterse ni a germanos ni a romanos, es decir, mantener su libertad y su independencia.
Se decidieron a formar un ejército poderoso para derrotar a los romanos: La tribu de los Belovacos, la más numerosa y fuerte, aportaría 60.000 guerreros; los Suesonios aportarían 50.000 guerreros y además, su jefe, el rey Galba, ostentaría el mando supremo, por ser el mejor preparado y el más respetado entre los belgas; los Nervios, eran otra tribu importante y aportaban 45.000 guerreros más. Muchas otras tribus menores aportarían muchos más guerreros, en total unos 300.000. Los romanos tenían que reaccionar pronto si no querían ver reducidas sus opciones de victoria frente a un ejército tan numeroso. César recibió la noticia como un regalo de los dioses, pues eso le permitía tener una excusa para seguir sus campañas en la Galia y saciar su sed de gloria y guerra.
Reclutó dos nuevas legiones y en cuanto el tiempo mejoró, marchó contra los belgas con unos 60.000 hombres. Al llegar a la frontera del país de los belgas, recibió una embajada de una tribu belga, los Remos, que no querían participar de la conjura masiva de las tribus vecinas y que se pusieron a disposición de los romanos. César se aseguró su fidelidad tomando como rehenes a los hijos de las familias más poderosas de la tribu.
Los belgas van al encuentro de los romanos cerca de la ciudad de Bibrax, pero al tener los romanos una muy buena posición defensiva, cruzan el río y se retiran. Al ver esta retirada, César lanza a su caballería a castigar a la retaguardia del ejército belga, causándoles un buen número de bajas.
A partir de aquí César se dedica a someter a las tribus de la zona occidental sin grandes apuros, tomando rehenes y armas, pero no es así en la parte oriental del territorio belga, donde habitaban los Nervios. Ese territorio era muy boscoso y los nervios se podían ocultar y espiar fácilmente a los romanos. Cuando observaron que los romanos tenían dificultades para fortificarse en ese territorio boscoso, el líder de los nervios, Boduognato, ataca cerca del río Sambre. La batalla del Sambre de julio de 57 a.C., está a punto de acabar con los romanos que se salvan gracias a la oportuna llegada de dos legiones de refresco al mando de Labieno que llegan en el momento justo para darle la victoria a César.
Derrotados los nervios, César decide acabar con las tribus cercanas que aún le resistían y ataca a los Aduatucos. Estos se rinden, pero sufren la ira romana por resistir a su dominio: Los hombres son exterminados, las mujeres y los niños son vendidos como esclavos.
El Senado en Roma se entera de esta gran victoria y estipula, a petición de Cicerón, quince días de acción de gracias en honor al Gran Julio César. El invierno cae sobre el territorio y los romanos se acuartelan. César, en su informe al Senado escribirá de los belgas:
“De todos los pueblos de la Galia, los belgas son los más inteligentes”
El año 56 a.C. trae de nuevo malas noticias. Las poblaciones marítimas de la costa norte de la Galia se han rebelado. La tribu de los Venetos es la más aguerrida de todas. Sus tierras son muy complicadas geográficamente por sus escarpados acantilados, su clima desapacible, sus promontorios de difícil acceso por la subida y bajada de las mareas, etc. César divide en tres grupos sus fuerzas y consigue dominar la rebelión. Condena a todos los jefes de los Venetos a muerte y vendió como esclavos a los demás. Además establece en el trono de las tribus belgas a reyes afines a Roma y a él mismo para asegurarse su lealtad. Aunque con esa medida no habrá suficiente y los problemas volverán al año siguiente.
2 comentarios:
De nuevo a la carga, así me gusta.
madre mia, los aduatucos... jajaaj!! esos ya no se me olvidan en la vida!!
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