El presente blog está dedicado a la figura de Gaius Iulius Caesar, el romano más grande de todos los tiempos, así como al concurso sobre su figura que se realiza anualmente en el Colegio Sagrada Familia PJO de Valencia entre mis alumnos de ESO. También me sirve como medio de expresión y comunicación con mis alumnos y mis compañeros de Historia, de Clásicas, de Ludi Saguntini,de Prosopon, de Chiron y de cualquier curioso que se quiera acercar. Mi nombre es Txema Gil. Sed bienvenidos.

miércoles, noviembre 29, 2006

Los idus de marzo

César había perdonado a todos los senadores pompeyanos que estaban diseminados por todas las provincias. No les tenía miedo, no le preocupaban. Había sido magnánimo y generoso con ellos. Pero éste fue un error de César.

Provocado por el gesto de Marco Antonio que le había ofrecido el título de Rey, muchos de estos senadores perdonados que aún tenían fe en la restauración de la República y veían en el título de César, el fin de todas sus aspiraciones, trataron de buscar una solución. Y la única solución que había para restaurar la República y su propio poder, el poder de los pocos optimates que quedaban, era asesinar al gran hombre. Acabar con la fuente de todas sus desdichas.

Se preparó una conjura para asesinar a César. Sus líderes fueron Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, aunque eran cerca de 30 senadores los conjurados:
· Cayo Casio Longino era un confabulador nato que odiaba a muerte a César a pesar de que éste, le había perdonado tras la batalla de Farsalia y le había devuelto sus privilegios políticos y su hacienda. Pero Casio no aceptaba que su carrera política se viese favorecida por César. Él quería ascender por méritos propios y no por la gracia de un hombre.
· Marco Junio Bruto era el hijo de Servilia, la amante romana más famosa de César. Se rumoreaba incluso que podría ser su propio hijo. César siempre le trató como tal, le favoreció al máximo, le perdonó todas sus traiciones y sus indecisiones, le otorgó cargos y riquezas. En resumen, César amaba a Bruto como si fuera su propio hijo. Pero Bruto fue seducido por los conjurados, que apelaron a su apellido y a sus antepasados. El primero de los Bruto fue el que asesinó al último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, y el fundador de la República. ¿Quién mejor que él para asesinar al tirano César y restaurar la República?

Además, su madre, rechazada por César después de volver a Roma, estaba ciega de ira por haber perdido los favores de César. Y la cosa llegó a su cénit cuando en el año 46 a.C., Cleopatra y su hijo Cesarión, se reunieron con César en Roma instalándose en una villa a las afueras de la ciudad. A partir de ese momento, Servilia quiso vengarse e hizo todo lo posible para convencer a su hijo de que la mejor salida, era asesinar a César.

César tenía informaciones sobre la posible conjura para asesinarle, pero no podía demostrar miedo. Un adivino muy famoso en Roma de nombre Espurina, que se cruzó con César en el Foro le había dicho:

“César, guárdate de los idus de marzo”.

Su mujer, Calpurnia, había soñado esa misma noche que César sería asesinado y trató de impedir que ese día César acudiera a la sesión senatorial, convocada para tratar la guerra contra los partos, hacia la que partía César al día siguiente.

En un gesto que denota a partes iguales chulería e imprudencia, despidió a sus lictores, que siempre le acompañaban para su protección personal y se encaminó andando sólo hacia la Curia Pompeyana, el lugar donde se reunía el Senado desde el incendio de la Curia Hostilia a la muerte de Clodio. En el camino se encontró con el adivino Espurina que le había dicho que se guardara de los idus de marzo y le dijo:

- ¡Ya han llegado los idus de marzo y sigo vivo!
- Sí, pero aún no han acabado. – contestó el adivino.

Antes de entrar en la Curia se le acercó un senador y le dio un rollo de pergamino rogándole que lo leyera y en el que figuraban los nombres de todos los conjurados para asesinarle, pero César no tuvo tiempo de leerlo y entró en el Senado con el rollo en la mano.

El plan de los conjurados era sencillo. El Senado estaba convocado en los idus de marzo (15 de marzo del año 44 a.C.) Mientras Trebonio entretenía a Marco Antonio, el lugarteniente más fiel de César y que ostentaba en ese momento el cargo de Cónsul, el senador Cimbro se acercó a César con la excusa de implorarle el perdón para su hermano desterrado, arrojándose de rodillas a sus pies. El resto de los asesinos se acercaron entonces para apoyar dicha petición. Entonces Cimbro agarró la toga de César para inmovilizarle. Esa era la señal. El senador Casca, que estaba situado a su espalda, le asestó la primera puñalada. César se giró al notar el frío acero y le clavó en el brazo el stilo (instrumento de escritura sobre papiro) que tenía en la mano. El resto de asesinos se abalanzaron sobre César asestándole 23 puñaladas. César aún tuvo fuerzas para empujarles, para pronunciar las palabras de incredulidad al ver a Bruto con un puñal en la mano (“¿Tú también hijo mio?) y para taparse el rostro con la toga y evitar que sus asesinos vieran su cara en el momento de morir.

El Gran Julio César, a los 56 años, cayó muerto a los pies de la estatua de Pompeyo Magno que presidía la curia, pues él la había pagado. Una de las ironías del destino. Los asesinos y el resto de senadores salieron corriendo, aterrados por el magnicidio y por las reacciones que se pudieran producir.

Los asesinos, que pretendían erigirse en salvadores de la República y los que retornaban la libertad al pueblo, presas del pánico se refugiaron en el templo del Capitolio, un lugar seguro.

Marco Antonio calmó los ánimos y presidió el funeral de César e hizo su panegírico (discurso en honor de un difunto), pero la muchedumbre que se acumulaba en el Foro prendió fuego al cadáver de César arrojando a las llamas todo lo que encontraban a su paso. La hoguera ardió durante días. En ese mismo lugar, años después se erigiría el templo de Divus Iulius, en honor y memoria de Cayo Julio César que fue proclamado dios.

La venganza contra los asesinos fue llevada a cabo por Marco Antonio y Cayo Julio César Octaviano, su hijo adoptivo y heredero. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otro momento.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

un muy buen trabajo.
Gracias

Anónimo dijo...

¡Hola Txema!
Siempre me ha fascinado la vida de Julio César y en concreto el misterio que envolvió su asesinato.
Hace un par de semanas tuve la oportunidad de leer este libro:
"Momentos estelares del Mundo Antiguo", publicado por la Sociedad Española de Estudios Clásicos, uno de sus capítulos está dedicado al asesinato de César y la verdad es que me sorprendió gratamente, ya que el autor, basándose en escritos de la época y como si de una investigación policial se tratara nos da otro punto de vista sobre la "fidelidad" de Marco Antonio y su posible indirecta implicación en el asesinato.
Recomiendo a todos su lectura.
Un saludo

Anónimo dijo...

Recibe mis sinceras felicitaciones por tan magnifica iniciativa - usar el blog para difundir de forma amena la historia - Está muy bueno tu espacio en la Web.

Atte,
Nicolás Brito Grandes
nbrito@miecuador.ec

Debian Sistema Operativo dijo...

Doble recomendación, leer este artículo sobre el nuevo libro de Manfredi, los Idus de Marzo y reflexionar por qué en Expaña han cambiado la portada del libro porque si no las víctimas de la LOGSE no lo entenderían.

Anónimo dijo...

Gracias por la exposición Txema.

Un abrazo a todos los amantes de la cultura romana, con todo lo malo y la grandiosidad de lo bueno.

Un estudiante renegado de Derecho. Ricardo. Gracias de nuevo.

Angel-Oasis dijo...

El asesinato, en vez de propiciar la renovacion del estado, abrió
un parétensis de quince años de cruentas guerras intestinas.
Con todo, al final del periodo de luchas internas la dirección del estado
volvería a caer en manos de un solo hombre, que de alguna forma
era el heredero de César y cuyo poder derivaba de César, aún cuando
solo adopto de forma parcial las fórmulas políticas de su predecesor,
prefiriendo las formulaciones de la República.

Esta evolución evidencia que la acción de los asesinos de César fue un
fracaso politico. Con ella pretendian socavar el poder de César,
pero tan solo asesinaron al hombre, porque su poder le sobrevivió.
Este es uno de los rasgos originales de César: la creación de una
nueva forma de gobierno. Los grandes gobernates anteriores a él,
reyes de los imperios universales de oriente, como Alejandro y sus
sucesores, fueron dioses para sus contemporáneos y desde esa posición
gobernaron el mundo.
Esto implica que a sus coetáneos la tarea de gobernar el mundo les
parecía demasiado pesada para ser soportada por un solo hombre.
En consecuencia, únicamente la patentización o encarnación de un dios
en el gobernante podía explicar el fenómeno de un imperio universal.
César es el primero que- al menos a los ojos de los romanos de su
tiempo y de los habitantes de la mitad occidental del imperio-
gobernó el mundo con la grandeza, dignidad y merecimientos propios
de un ser humano. Precisamente por esto, con su aparición se ampliaron
considerablemente los horizontes humanos y se dignificó al hombre mismo.
Este nuevo tipo de gobierno no podía ser por su propia naturaleza
formulado teóricamente. César no introdujo nada nuevo; la novedad era él.
El lenguaje, ese sutil indicador de las circunstancias humanas, así lo
demuestra, porque a partir de él, los detentadores de un poder semejante
son Césares.
Se ve claro el error de los asesinos de César: ellos creían que su poder
emanaba del hombre y planearon eliminarlo asesinando a César. Las
consecuncias de tal acto demostraron de manera palpable su equivocación,
puesto que con la muerte de César el nuevo poder se desgajó de su primer
poseedor, se independizó de él, y se reveló como una concepción que,
desligada de su primer portador, podía ser transmitida y puesta en
practica una y otra vez.



Angel César flores Mendoza.

PD.
Amigos amantes de la historia universal y de la cultura romana les dejo un video que subí sobre el asesinato de César:


Asesinato de Julius César, Idus de marzo!
http://www.youtube.com/watch?v=cgD-3Gqogu0